Un hombre que decide abandonar su ambiente para ocupar un espacio reconocible y abstracto y convertir en un hecho estético la relación que entabla con desconocidos mientras indaga la posibilidad de ser otro. Durante cinco días seguidos conversará o escribirá en su nuevo lugar ante la presencia casi permanente de público. 
Alguna vez, el artista ruso Ilya Kabakov dijo: “La casa es así un dispositivo de la memoria, evoca recuerdos, convoca entidades fantasmagóricas”. También el inconsciente está poblado de fantasmas. No sólo los recuerdos, también las cosas que hemos olvidado están ‘almacenadas’ allí. El alma es una morada. Recordando las casas y las habitaciones aprendemos a mirar dentro de nosotros mismos”.

De estas palabras se sirvió Fernando Rubio para crear El tiempo entre nosotros, segunda parte de una trilogía de obras que comienza con Cuando éramos chicos y finaliza con Y todo lo demás. Los espectadores podrán compartir con él numerosas situaciones en el marco de una agenda variable de actividades y descanso como asistir a diálogos con diferentes intelectuales, ver películas o escuchar música. La idea de Rubio consiste en desarmar las costumbres de una persona y convertir el gesto en obra, para reflexionar sobre la manera en que habitamos el tiempo y el espacio, haciendo hincapié en los vínculos que establecemos con aquello que nos rodea y sus potenciales derivas. Al exhibir el cambio como una forma de reconocer lo que se deja atrás, intenta recuperar la memoria de nuestras transformaciones.

País Argentina
Disciplina Performance
Duración 5 días ininterrumpidos. Entrada a público de 9 h a 23 h.
Recomendación todo público
Idioma español

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