Dirigida por María Betania González, el montaje nace en respuesta a un mundo en crisis no solo ambiental sino también humana. En clave de "clima ficción", tres cuerpos se sumergen en prácticas eróticas con el paisaje para llevar a escena breves historias que están entre la memoria y lo desconocido.

Un montaje de danza que participa de la práctica de “contar historias para la supervivencia terrestre” es Quimera, la apuesta de María Betania González (Suvenir, Revolución, El Valle Inquietante, entre otras) para aventurarse en el pensamiento mítico.

Inspirada en saberes mitológicos del sur del planeta, en zoologías fantásticas y la ciencia ficción de Úrsula K. Le Guin, la obra lleva a escena a criaturas con alcance post apocalíptico, que existen en mundos de ficción. “Estamos en un momento histórico en que pensarnos sin capitalismo parece imposible. Es urgente poner en práctica nuestra capacidad de imaginar criaturas, tiempos y modos de vida. Formo parte de quienes creemos que ese ejercicio aportará a la necesaria transformación de este mundo actual en profunda crisis ambiental, sociopolítica y humana”, afirma González.

Tres performers llevan al escenario cuerpos con distintas materialidades: una con kilos de arcilla encima, otra con una goma viscosa gigante tipo slime y la última, cubierta de hebras que no sabemos si son pelos o algas secas. Todo, para abrirnos a mundos, criaturas y danzas de ciencia ficción, que según sus creadores no necesitan ser comprendidas racionalmente. "Una quimera es aquello que se propone como posible a la imaginación. Los cuerpos, acciones y danzas que se verán en escena son insuflados por historias obreras, ritos de muerte ancestrales, relatos populares de bestias y vegetación magallánicas, por el deseo de plantar una roca para verla crecer y por el anhelo de metamorfosis de un mundo que continúa y continúa, sin lograr morir ni nacer", enfatiza la directora.

La obra también ofrece otro ritmo, el de la contemplación y extrañeza, lo que se traduce en poner en la práctica los imaginarios del público. Daniella Santibañez, Yanara Luna y Franco Oviedo como intérpretes se encargan de brindar esos "climas emocionales"; que la directora explica de esta manera: "A ratos hay espacio para el absurdo, para la contemplación y la paciencia, que en esta velocidad en la que vivimos parece no tener mucha cabida".

Dirección general: María Betania González | Creación y performance: Daniella Santibáñez, Yanara Luna, Franco Oviedo | Asistencia artística y video: Paulo Fernández | Co-creación y asistencia de puesta en escena: Franco Oviedo | Composición musical y sonora: María Segú | Diseño escénico: María Betania González y Micaela Pardow | Técnica escénica y de suspensión: Esteban Newen | Colaboración de indumentaria: Andrés Benjamín / Proyecto Interfaces | Confección de vestuario: Sara Lamas | Producción: María Betania González

“Una quimera es aquello que se propone como posible a la imaginación. Los cuerpos, acciones y danzas que se verán en escena son insuflados por historias obreras, relatos de bestias y vegetación magallánicas, por el deseo de plantar una roca para verla crecer y por el anhelo de metamorfosis de un mundo que continúa y continúa, sin lograr morir ni nacer”

— María Betania González, directora y performer.

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