La exhibición se compone de figuras a partir de ropa reciclada hechas en el taller de Juanita Vial con mujeres del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín. La muestra incluye obras enmarcadas, cubos de acrílico con obras dentro, objetos intervenidos y también obras volumétricas sin enmarcar.
Estas piezas homenajean a Gabriela Mistral, quien fuera acusada injustamente cuando niña de robar en su escuela. Es precisamente el dolor de ser culpado el que inspira esta muestra que estará abierta al público en BiblioGAM en el mes del natalicio de la poeta.
Tres años lleva la ex productora de moda, Juanita Vial, con este taller en el que participan mujeres que han estado privadas de libertad y que van rotando de acuerdo a sus condenas. Ellas trabajan con ropa usada, que doblan y convierten en rollos y pelotas, y que luego cosen con lanas, para crear verdaderos objetos de arte en los que dejan impresos sus pensamientos, sueños y creatividad.
Todo partió con la idea de hacer un taller de reciclaje textil. De ahí fue creciendo la idea como voluntariado y Juanita ya lleva tres años trabajando con las internas. El proyecto también se ha transformado en una instancia de investigación, donde las reclusas pueden dar rienda suelta a su imaginación. Muchas de ellas escriben en su propia forma de hablar sus pensamientos en retazos de género para incorporarlos luego en los diseños.
Este tipo de arte carcelario ya tiene un sello reconocido y que puede traducirse en infinidad de objetos decorativos, desde sillas, sillones, cuadros, cojines, lámparas, muñecas, cucharas y animales.
Tres años lleva la ex productora de moda, Juanita Vial, con este taller en el que participan mujeres que han estado privadas de libertad y que van rotando de acuerdo a sus condenas. Ellas trabajan con ropa usada, que doblan y convierten en rollos y pelotas, y que luego cosen con lanas, para crear verdaderos objetos de arte en los que dejan impresos sus pensamientos, sueños y creatividad.
Todo partió con la idea de hacer un taller de reciclaje textil. De ahí fue creciendo la idea como voluntariado y Juanita ya lleva tres años trabajando con las internas. El proyecto también se ha transformado en una instancia de investigación, donde las reclusas pueden dar rienda suelta a su imaginación. Muchas de ellas escriben en su propia forma de hablar sus pensamientos en retazos de género para incorporarlos luego en los diseños.
Este tipo de arte carcelario ya tiene un sello reconocido y que puede traducirse en infinidad de objetos decorativos, desde sillas, sillones, cuadros, cojines, lámparas, muñecas, cucharas y animales.