La obra de Harold Pinter, premio Nobel de Literatura, pone en escena a dos sicarios que esperan concretar un nuevo encargo. Di Girólamo propone una lectura que vincula a estos personajes con nuestra historia reciente. Actúan Álvaro Morales y Antonio Campos.
De traje y pistola, dos compañeros de trabajo esperan que llegue el tipo al que tienen que liquidar. No saben quién es. No les importa tampoco. Están solos en una pieza, un subterráneo que podría ser cualquier lugar, pero nunca acogedor. Al fondo, un montacargas les entrega mensajes de alguien que los observa y escucha, sin que puedan verlo y que parece ser el sujeto que hizo el encargo. A medida que la espera se alarga, la tensión crece y la conversación se va transformando cada vez más en una confrontación.

Esta es la trama de El montacargas, obra que el inglés Harold Pinter escribió en 1957, cuando apenas tenía 27 años y aún faltaban casi 50 años para que ganara el premio Nobel. Claudia di Girólamo la leyó cuando estudiaba teatro y desde entonces la obsesionó. Ahora la estrena en GAM, respetando el texto original en cada palabra, no sólo las que dicen los actores, sino también las que Pinter usó para describir los movimientos y gestos de los personajes.

“El juego que él hace en las indicaciones de gestos y movimientos habla tanto de ellos como sus textos. Descubrí que los gestos daban cuenta de lo que no se dice y no me pareció justo dejarlos de lado”, cuenta la directora. Esa didascalia también definió la elección del elenco, porque los actores tenían que tener “un gran sentido del humor para coreografiar casi rutinas de payaso”.

Así convocó a Antonio Campos, su hijo, junto a Álvaro Morales. Morales y Campos interpretan al par de ex agentes que han devenido en asesinos a sueldo. Es ese tránsito laboral de los personajes el que sostiene la lectura de la obra de Claudia di Girólamo: “Tiene ver con lo que vivimos históricamente, con la dictadura y con cómo se desechó a ciertos individuos con el advenimiento de la democracia. Personas que tuvieron participación directa en la dictadura hoy día están en el margen. Son personas sin ningún poder, totalmente utilitarias en el sistema, que continúan una vida bastante normal, sin ninguna culpa. Son personas apolíticas, que no tienen convicción, no tienen utopía, no tienen ni sentido de la realidad ni de cuestionar lo que está ocurriendo. Eso me parece muy masculino, que se dejen llevar por una fuerza bruta, por una fuerza incontenible de violencia”.

Para hacer más clara esa referencia, la directora reemplaza en el escenario la foto de 11 deportistas mencionada en el texto, por la de 11 detenidos desaparecidos del Estadio Nacional. Los sicarios que la observan podrían haber sido agentes de la DINA. “Me interesan estos deshechos humanos que la historia va arrastrando hasta que los olvida totalmente, porque son lugares súper incómodos de visitar, personas de las que uno no habla, sin embargo a mí me interesan mucho”, señala Claudia.

Ficha técnica
Dramaturgia: Harold Pinter
Dirección: Claudia di Girólamo
Elenco: Antonio Campos y Álvaro Morales
Diseño integral: Rocío Hernández
Músico: Miguel Miranda 
Videista: Roberto Contador
Producción: Katy Cabezas
Técnica: Karl Hein

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