La compañía Teatro de Chile, presenta Ernesto, obra que asume todos los riesgos para ofrecer una experiencia teatral absolutamente radical. Basada en el texto decimonónico y romántico de Rafael Minvielle, se estrenó en enero del 2010 dentro de la revisión del Bicentenario y causó revuelo y aplauso.

Sin más elementos escénicos que la voz y el cuerpo de los actores, es un provocativo cuestionamiento al lenguaje, el pensamiento, las convenciones, los ideales de nación y el teatro mismo.

Los actores explican que tienen que montar una obra que, al final, no pueden representar. La escena carece de escenografía, solo están los cuerpos y voces sumidos en un afán narrativo imposible. En un momento, el escenario queda a oscuras y solo se escuchan frases que cuestionan lo que se está hablando. Luego los actores quedan inmóviles.

Todo esto ocurre en la obra Ernesto, basada en el texto de una de las más antiguas y desconocidas obras del teatro chileno, escrita por Rafael Minvielle, español avecindado en el país, y estrenada en 1842. Se trata de un argumento romántico que encarna el ideal libertario y liberal europeo: Ernesto es un joven soldado español enviado a hispanoamérica a detener la insurrección de las colonias, pero deja las filas realistas, viaja a Chile, toma partido por la utopía liberal y combate a favor de la independencia americana. Más tarde regresa a España para reencontrarse con su familia y casarse con su amada Camila, su prima y prometida desde la infancia. Pero su gente lo considerado un traidor y Camila, obediente de su padre, renuncia al matrimonio.

La aplaudida compañía Teatro de Chile, con dramaturgia y dirección de Manuela Infante, ofrece una lectura absolutamente libre y nueva de este texto que apunta a cuestionar de qué ideales se habla en el imaginario histórico del país y cómo ese imaginario se desarma.

“El proyecto independentista Chileno y americano estuvo impulsado por ideas liberales e ilustradas recogidas de procesos sociales y culturales foráneos”, explica Infante. “Este proyecto de nación ‘moderna’ se construyó fundamentalmente mediante –y en el discurso–, desplegando todo el poder de la palabra como edificadora de la realidad. Un discurso que construye –cuando imagina– un nuevo país independiente, que, asimismo, nunca dejará de parecernos en parte imaginario, en parte dependiente”.

Tal ambivalencia es la fuente de la que despega esta versión experimental y arriesgada de la compañía Teatro de Chile, que ofrece un cuestionamiento radical, sin temor a lo tautológico ni a inquietar perceptiva y mentalmente al espectador. “Ernesto pretende la sensación de forcejeo o de fracaso que se levanta cuando se ponen en dialogo el texto y el cuerpo, la razón y la emoción, lo real y lo imaginario, la idea de libertad y la de sujeción”, concluye Infante.

Dramaturgia: Manuela Infante, Teatro de Chile, basado en la obra de Rafael Minvielle (1842)
Dirección: Manuela Infante
Elenco: María José Parga, Juan Pablo Peragallo, Héctor Morales, Jorge Arecheta y Gabriel Cañas.
Diseño integral: Claudia Yolin

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