Un teléfono público intervenido funciona como repositorio de todas las llamadas que nunca fueron hechas. Una instalación performática unipersonal que busca que emerja un discurso basado en la memoria y la palabra.

La experiencia comienza al momento de levantar el auricular del teléfono: se escucha el clásico tono para comenzar a marcar. Sobre el teléfono hay instrucciones que indican llamar a un número. Al hacerlo, contesta una voz que habla directamente al espectador: es una grabación que se evidencia a sí misma como tal, y que acuerda con el oyente que tendrán una conversación. La voz irá haciendo preguntas que deben ser respondidas con las teclas del teléfono.

El objetivo de la instalación, según su creador Juan José Acuña, es evocar la memoria respecto al uso de los teléfonos públicos–hoy prácticamente obsoletos–, pero también de la comunicación y la memoria. ¿Recuerdas haber utilizado un teléfono público? ¿Dónde? ¿A quién llamaste? ¿Hay algo que nunca dijiste, pero que debiste haber comunicado? "Esta acción tiene en sí misma una carga muy importante: la palabra nos constituye como sujetxs. El cúmulo de estos relatos y voces que el público va registrando en el teléfono, da vida a la obra. Mientras más relatos se registren, mayores son las posibilidades de escuchar", agrega.

La experiencia tiene una duración de 10 a 20 minutos y es totalmente gratuita.

Creador: Juan José Acuña | Colaboradores: Teatro Niño Proletario y Paisaje Público

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