Circo contemporáneo, música y artes visuales se unen para cuestionar las convenciones de la vida moderna. Una obra con humor absurdo y sin texto, dirigida por Andrés Labarca. 

Un velador, una silla, lámparas, sábanas. El escenario podría ser una casa cualquiera, un poco desordenada. Pero lo que ocurre ahí intenta hacer dudar de lo común. Y sin decir una palabra.

Cuerpo, sonido, imagen y humor absurdo. En esta obra de circo contemporáneo todos los elementos buscan cuestionar convenciones de la vida moderna, descontextualizando la cotidianeidad. “Es un espacio lleno de ilusiones e ironías visuales que son un texto complementario al cuerpo, en este afán por cuestionar lo que damos por sentado”, dice Andrés Labarca, director de la obra.

El montaje coquetea en su título con Desnudo bajando la escalera, una de las pinturas más conocidas de Marcel Duchamp. Lo hace para citar lo impredecible que caracterizó la obra del artista visual francés. Y también “es un llamado al absurdo que deviene de la repetición irrestricta de algo, o de nada”, agrega Labarca.

El montaje fue creado por un equipo con formación en circo contemporáneo, música y artes visuales, con experiencia en Chile y Francia. La obra se estrenó el año pasado y se ha presentado en Santiago y Valparaíso.  

Director Andrés Labarca
Productor Macarena Simonetti
Intérpretes Andrés Labarca y Jean Paul Mengin
Diseño sonoro Lola Lacanal
Música Jean Paul Mengin
Diseño de iluminación: Yury Canales
Diseño de escenografía Gabriel Tondreau
Mirada Exterior: Francisco Arrázola

Circo: Ni desnudo ni bajando la escalera

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