Una danza donde los sentidos conocerán un lado inexplorado. La compañía Por Defecto Danza vuelve con este montaje sobre el tacto y el contacto, con cinco intérpretes que se mueven sin ver durante toda la obra, sintiéndose y reconociéndose en el contacto.

El sentido háptico es la capacidad de obtener información sobre los objetos a través del tacto. Esta inspiración es la que subyace en Háptico, el sentido extrañado, obra dirigida por Ana Carvajal que utiliza el método de autoconciencia corporal Feldenkrais para crear un montaje de danza contemporánea que transita en lo sutil y lo pequeño de los gestos.

Esta tercera parte de la 'Trilogía del pequeño placer' (antes con Solaz y Pogo de 2017), presentará a los performers privados de la vista, debiendo resolver problemas escénicos sin utilizar ese sentido, con el propósito de que emerja el tacto como protagonista.

¿Por qué el "sentido extrañado"? Porque el tacto va transitando entre la euforia y el contagio. Los intérpretes deben atender a una estructura de improvisación donde las escenas transitan según diferentes consignas que les permiten resolver problemas inherentes a los juegos y construir una secuencia coherente, sin mirar. Todo se une a elementos escénicos tales como fieltros y marcas en el piso, sonidos y tiempos, buscando así ofrecer una experiencia de identificación a nivel ‘háptico’ con el público.

"La obra propone una reflexión de la memoria desde el cuerpo de lo acontecido, vivido y sentido. El tacto es así un sentido extrañado, que ha caminado entre la euforia y el contagio, en la memoria corporal del público que ha vivido años históricos. También, más específicamente, me parece que este remontaje es necesario para quienes componemos la disciplina de la danza, en tanto ofrece un movimiento novedoso, ajeno de los cánones acostumbrados, ofreciendo un movimiento corporal distinto, en tanto emerge de lógicas completamente inusuales", cuenta la directora Ana Carvajal.

Calificada por El Mostrador como un "descubrimiento de los pequeños placeres", la obra entrega delicadeza y gozo en los detalles, cambiando el foco al proceso del movimiento en vez de la forma. "Los asistentes presenciarán cómo cinco personas logran ponerse de acuerdo y cuidarse en un espacio donde el juego y el riesgo están presentes desde lo pequeño y lo contingente, invitando a pensar y observar de manera diferente", añade la directora.

Una obra que muestra cómo la danza y el movimiento emergen desde la dificultad, "el tacto con el espacio y entre las personas, la intuición, y la duda, para crear un movimiento único y desacostumbrado", concluye.

Dirección y creación: Ana Carvajal García | Creación e interpretación: Kamille Gutiérrez, Peggy Kuruz, Javier Muñoz, Nicolás Vergara, Elizabeth Tejo | Instalación Artística: Paz Carvajal García | Diseño Sonoro: Daniel Marabolí | Diseño de Vestuario: Tatiana Pimentel | Diseño de Iluminación: Cristóbal Manríquez | Operación de Sonido: Roberto Castañeda | Community manager: Fabián Villalobos

Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, convocatoria 2024

“La obra propone una reflexión de la memoria desde el cuerpo de lo acontecido, vivido y sentido. El tacto es así un sentido extrañado, que ha caminado entre la euforia y el contagio, en la memoria corporal del público que ha vivido años históricos”

— Ana Carvajal, directora y creadora.

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