Cerca de 200 coloridas piezas se exhiben para crear un dialogo entre la producción tradicional y el desarrollo actual de la cerámica policromada.
La historia es larga. Comenzó a inicio del siglo XVII donde hoy está la Biblioteca Nacional y entonces se ubicaba el convento de Santa Clara. Ahí las religiosas desarrollaron una forma muy particular de artesanía: las locitas perfumadas.
Su fama venía tanto de su fina factura como de su agradable aroma. La tradición perduró siglos en la orden , hasta que a fines del siglo XIX el convento cambió de lugar y murió la última monja locera. Pero no las locitas.
A partir de entonces hay dos líneas principales de transmisión de la técnica, de dos mujeres que estuvieron en el convento: una viuda y una empleada que luego se fue a Talagante. Durante el siglo XX las locitas fueron perdiendo su perfume, porque no se encontraban los ingredientes, porque se sospechaba que esa preparación podía ser motivo de la ceguera que estaba afectando a las artesanas y porque finalmente se olvidó la fórmula.
Es esta tradición la que exhibe el Museo de Arte Popular Americano Tomás Lago (MAPA) en Talagante, nuevas miradas de greda. La muestra reúne cerca de 100 piezas de la colección del museo con otras 100 creaciones recientes de Huellas de Greda , organización de artesanas herederas de la tradición en Talagante.
Así la exposición reúne piezas creadas desde 1900 hasta la actualidad. Tradicionalmente elaboradas por mujeres, las figuras expuestas incluyen escenas como matrimonios, fondas y nacimientos.