El Centro para las Humanidades de la Universidad Diego Portales lanza durante noviembre, un proyecto de construcción de archivos con motivo de los 50 años de la Unidad Popular.
La historia política y social ha tendido a dejar de lado las múltiples expresiones creativas que hicieron de esos años de vértigo un episodio particularmente significativo de la historia del país. La “vía chilena al socialismo” despertó compromisos absorbentes entre la gran mayoría de los artistas y los intelectuales, que experimentaron ese proceso como un momento en el cual no había excusa para restarse.
El edificio de la UNCTAD III fue construido en 265 días y la editorial Quimantú vendió casi 12 millones de ejemplares en menos de tres años. Esa sensación de urgencia aceleró el metabolismo de la cultura durante la Unidad Popular, un capítulo caracterizado por la colaboración entre música, cine, arquitectura, literatura, tecnología, diseño gráfico, crítica cultural y artes visuales.
La relación problemática entre política militante y creación cultural, nunca ha sido tan intensa como entonces; nunca, tampoco, tan determinada la voluntad de democratizar la cultura, masificando el acceso a sus bienes e interrogándose sobre las formas de atribuir valor a sus manifestaciones. 50 años | La Cultura en la Unidad Popular retorna a esa etapa a través de la memoria de sus protagonistas y la voz de sus estudiosos, a la vez que recupera hitos y expresiones de esos 1.000 días por medio de intervenciones de artistas visuales y músicos contemporáneos.
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Banda Sonora
Entre sus diversos estilos, autores e intérpretes, la canción chilena grabada durante la Unidad Popular compartió un compromiso político y una libertad creativa que resultan influyentes hasta hoy. En el cauce musical más poderoso del período, la Nueva Canción Chilena llevó a lugares nuevos su convicción por la valía de una creación popular vinculada a su tiempo. Esto se reflejó en innovaciones de sonido y formato, con valiosas creaciones narrativas, como discos de concepto y cantatas populares. A la vez, los principales autores del movimiento ratificaron la amplitud de su poesía como adherentes de un proceso de cambio político y cronistas de su entorno. En otra corriente, el rock exploró sendas de atrevimiento creativo, conjugando lo autóctono sudamericano y electricidad importada con la improvisación. Alejada de la retórica militante, sus letras mostraban otras formas de reflexionar sobre el proceso de cambios en marcha, que pasaban por el ensalzamiento de la vida comunitaria, el saludo respetuoso a nuestros ancestros o la invitación a exploraciones personales que derivasen en una evolución colectiva. Como parte de sus contenidos de reflexión en torno a la época, el proyecto 50 años | La Cultura en la Unidad Popular invitó a músicos chilenos a reinterpretar canciones del período desde su particular impronta artística.
Las grabaciones se realizaron en vivo en el GAM, ex UNCTAD III, edificio legendario que, durante el gobierno de Salvador Allende, fue destinado a albergar el Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral y fue llamado, informalmente, la “Casa de la Cultura del Pueblo”.
Artistas participantes: Camilo Salinas, Elizabeth Morris, F600, Tan Levine, Fernando Milagros e Isidora O’Ryan.