¿Se imaginan un doble animatrónico de ustedes mismos, que no solo luciera igual, sino que también pudiera realizar los mismos trabajos y hasta demostrar ciertos gestos de empatía? Esa escalofriante experiencia se despliega en este montaje.
Los occidentales aceptamos a los robots siempre y cuando parezcan máquinas. Mientras que en Asia se desarrollan humanoides para que trabajen cuidado de personas o hasta para ser usadas como parejas sexuales, por ejemplo, en Occidente se evita todo parecido entre robots y seres humanos para evitar cualquier compromiso emocional. En animatrónica, ese miedo o rechazo a algo que se parece “demasiado” a nosotros se conoce como “uncanny valley” (valle inquietante). En este montaje del reconocido colectivo Rimini Protokoll, el dramaturgo Thomas Melle permitió que se hiciera un doble robotizado de sí mismo, quien sube a escena en su lugar para proponer preguntas del tipo: ¿qué significa para el original saber que su réplica puede hacer su trabajo? ¿El doble electrónico ayuda al original a conocerse mejor a sí mismo? ¿La copia y su original compiten o se ayudan entre sí?
Ficha artística
Concepto, texto y dirección: Stefan Kaegi | Texto, cuerpo y voz: Thomas Melle | Equipamiento: Evi Bauer | Animatronic: Chiscreatures Filmeffects GmbH | Fabricación, acabado artístico, coloración y peinado: Tommy Opatz | Dramaturgia: Martin Valdés-Stauber | Diseño de video: Mikko Gaestel | Música: Nicolas Neecke | Producción general: Rimini Protokoll y Epona Hamdan | Diseño lumínico: Robert Läßig | Sonido y diseño de video: Lisa Eßwein | Producida por Münchner Kammerspiele, en coproducción con Berliner Festspiele, Immersion, donaufestival [Krems], Feodor Elutine [Moscú], FOG Triennale Milano Performing Arts, Temporada Alta - Festival de Tador de Catalunya, SPRING Utrecht | Derechos de ejecución: Rowohlt Theater Verlag, Reinbek bei Hamburg